La montaña tiene sus senderos, es alta y es sublime, su vegetacion parece ser una enarbolada de pinceladas de un pintor, que al plasmar sus celajes, se quedo ensimismado en ellos, dotandolos de una ceremonial y egocentrica belleza, la montaña tiene simpatia, tiene egoismo, esta llena de robles, de cedros, de arboles ancestrales, el alpinista la mira con mortal curiosidad, su bandera, su brujula, todo funciona y ondea en su asta, ella derramo lluvia, como si fuera un llanto compungido, el alpinista entristecio, los cielos se cerraron y no hubo un solo camino para el aventurero amigo, que lo llevara a la cima.
la montaña es diva, es paraje del mismisimo pincel de Dios, volvio al pueblo el alpinista, cansado y angustiado, pero extasiado de aquella vista sublime, armo nuevamente su mochila, y salio una vez mas, cada vez que lo intento, fue derrotado, unas veces llovia, otras veces hacia un calor asfixiante, pero el alpinista no se rendia,
la montaña es enorme, nuestro aventurero desea ser como el halcon, como el gavilan o aun mas como el aguila y poder sobrevolarla, el esta cansado, una vez mas bajo al pueblo, hubiese sido mejor contratar un helicoptero e izar una bandera en su cuspide, y disfrutar la vista hipnotica, pero era muy sencillo y efimero
Alexey Gubarr
gubarr@yahoo.com.mx
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