Te dedico mis lamentos, para que con ellos construyas un puente con conexión infinita a tus creencias egocéntricas; te dedico la canción de las noches cómplices, para que con ella titirites las notas de mis susurros a la media noche, te dedico la luna, en cualquiera de sus fases, para que recuerdes el sendero de la viña y la palabra, te dedico este escrito para que con el rías de un no sé qué y en un no sé cuando, me digas un par de tarudeces sin sentido y con razón de ser, que terminaran en el ocaso de alguna cajuela mental, te dedico la noche en su media vida, para que te jactes con la pretensión de tus instintos, de que sientes justamente lo insano de tu pretensión, te dedico mis anhelos para que con ellos acaricies tus sueños y duermas en algodones, seda y porcelana. Te dedico mis caricias en el torrente de los fuegos eruptivos, como lava buscando la salida, para que calientes tus glaciares que nada hacen, todo saben y nada ocultan y mucho menos guardan algo; te dedico todos mis pensamientos los oscuros, los blancos, los luciferinos, los angelicales, los limpios, los impíos y los abstractos para que con ellos te bañes en vanidad, pues cada uno de ellos lleva un pedazo malévolo de ti y claro un poco de polvo cósmico del universo que te rodea, finalmente te dedico los latidos de mi corazón para que escuches que cada vez que hacen un pum pronuncian tu nombre.
Alexey Gubarr
gubarr@yahoo.com.mx
@blog_gubarr
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