Siembra el campesino, su santa semilla, con esas ansias de ver reverdecer y tener en sus manos el fruto anhelado; va labrando sus tierras, las vigila y en pro y sin causa las cela de las caricias de la naturaleza, es firme en sus deseos, duro en sus encantos, es un campesino, sin rencor, sin rencillas, sin cosas que lo hieran, porque pertenece a la tierra, y la naturaleza lo protege, Dios le mira y le envía sus ángeles que se sientan a contemplar y comer de sus frutos. campesino, no le debes nada a esta tierra, puede engullirte y tu convertirte en una nueva criatura, la reencarnación es eso, siembra, siembra, recibe, recibe. es karma es dharma, no te revientes en las noches parcas, deleitate en tus maizales, haste del ojo pacho cuando los elementos arrecien contra ti, no viertas jamas la fuente de tus sueños, en los pastos que son ajenos a tus designios, mira al cielo, reflejate en el. espera del cielo infinito, la caricia celestial, ciertamente es duro mi campesino querido, pero a ti nada te espanta, perteneces a la tierra, vienes de ella, eres su sangre que predomina, sus torrentes son raíces en tus manos, campesino, campesino apreciado, siéntate y disfruta el alimento, que es la semilla sagrada por fin de tu tierra, que nada te turbe en tu pensar, que el universo te entregue las fuerzas necesarias, y que por fin cuando seas polvo, germines la tierra, la misma que te hará volver...de ese sueño eterno...
ALEXEY GUBARR
gubarr@yahoo.com.mx
@blog_gubarr
Escrito desde mi celular, una tarde de Enero 2014
desde el bello pueblo de Guacotecti, en el oriente
de El Salvador, Centroamérica. mirando el arduo
trabajo del campesino salvadoreño.
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