Yo le di un golpazo al Oligopolio de tu amor, dividido en corazoncitos estériles. Me quede indigente ante tu miserable margen operacional de utilidad con ventas netas tan bajas de romanticismo nocturno, preocupado por el número de veces que rota la cartera de clientes de tu vida, me afligen las cuentas por cobrar de clientes molestos sumado al cobro promedio de tu cartera. Entre a tu bodega, la rotación de inventarios de mercancías es el mismo de siempre (labios austeros, besos tímidos, abrazos dañados, escases de buen sexo).
Cada vez tengo más razones financieras para alejarme de ti, es que la rentabilidad de inversión va muriendo y estoy corto de efectivo; mi nivel de endeudamiento está mal, el total de capital pasivo de amor es casi inmanejable y el activo es para llorar una vida. Sin embargo, aún escondido por ahí me queda un capital de trabajo que invertiré en otro negocio que me deje un margen bruto de utilidad que me permita reírme un poco en la cara de mis acreedores, de paso la amortización de un crédito de varios años no es tan alentadora. Bye, bye, nena. Good bye.
Alexey Gubarr
01/Marzo/2011
11:51 a.m.
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