Nacio el verso en un riachuelo, que ni ruido hacia, nació la prosa, en una montaña alta y emancipada, ambos traían todas las letras del mundo, haciendo conjugaciones, grupitos y palabras, el verso era romántico, la prosa sentimental, se juntaron y la poesía vivió, el grillo cantaba su elocuente sonido, el sereno humedecía de una rara fragancia, yo le tiraba piedritas al rió en la noche, sonaban como eco en madrugada, hasta que amanecía y lavaba mi cara en el, sus aguas reflejaban mi rostro, me hablaba y no le contestaba, no sabia que decirle, no sabia como actuar, no conocía su idioma, me incline y por primera vez en mi vida toque al cielo, mande lo mejor de mi en breves pero sinceras palabras.
